Friday, April 2, 2010

Episodio Segundo: Sublime.

Súbele el volumen a tu voz.

Sublime.

Súbele la base a las palabras
aquellas detalladas
que ensayaste esta mañana
como si fueras a una presentación de teatro
antes de llegar a mi casa
antes de decirnos adiós.

Sublime.

Como si nada pasara
con todo el tiempo del mundo
aunque el mundo se acabara mañana
al menos para mi.
Te sentaste en nuestra cama
con la calma de una asesina
y una cierta serenidad en tu aura
con nada mas que unas sudaderas
y unas botas volcánicas
con un "hoodie" y una camiseta
que por debajo llevabas.
Decía: "Rompe corazones,
si lo pagas es porque lo rompes"
resumía mi castigo en pocas palabras.
En fin, te desafiabas desafinada con
el mismo "look" que siempre usabas
cuando no tenias ganas de hacer nada.

"Despierta, vine por mis cosas"
te escuche decir entre sueños
ni una gota de maquillaje
ni tan siquiera un rasgo de desvelo
se habitaba en tu cara
sumamente fría y calculada
como la docenas de cervezas
que me tome la noche anterior.

Sublime haces todo
magnificas el dolor
con un lente de precisión
perfección y perforación
sin lugar a duda es un hecho
que mientras mas aumento en tus antojuelos
hay mas desconsuelo en mi corazón.

Sublime.

Hojea nuestro álbum de fotos
según ella por la ultima vez.
Que seria de el?
Tomo 4 años en hacerlo
y 2 minutos en deshacerlo.
La nostalgia tomo control de su cuerpo
se paro y camino hasta la ventana
donde la nieve se acumulaba en el marco
del otro lado y detrás le seguía yo
"la vida sigue" me dijo melancólica
"Eres buen mozo, encontraras a otra"
puse mis manos en su cuello
las resbale por sus brazos
hasta sujetar sus manos
la bese hasta tocar fondo
me beso hasta regresar a buscar aire
nuestros cuerpos tomaron auto piloto.
Hicimos lo que al natural vino
y se fue como que nunca existió
ya nada tenia sentido
el frío me daba calor.
Bañamos la cama de gasolina
le prendimos fuegos a las heridas
a los recuerdos, a las inútiles memorias
mientras nos desgastábamos en el amor
como llantas de aterrizaje
dándole paso a las hormonas
maldiciendo a sus neuronas
y a su pobre juicio en la decisión que tomo.
La cama se hizo cenizas
los sueños se hicieron triza
y la llama se extinguió.
No le volví a pedir que se quedara
la abeja reina dejo el panal
y solo miel en mis labios quiso dejar.
Sublime al despertar.
Sublime para siempre.
Sublime al caminar.

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